—Mi mundo se detuvo cuando sentí tu refrescante olor a fresas.
No pude creer que siguieras vivo, después de las ciento cuarenta y dos puñaladas que aventé sobre tu hermoso corazón.
No me lo creerás... pero no quise hacerlo. Y ahora te tengo aquí, atormentando mis noches, mis días, mi pensar cotidiano.
¿Será que renaciste para vengarte de mí y partir también mi corazón?
¿Será que volviste para mostrarme mi crueldad y que sufra por tu causa?
¿Y esperas que te pida perdón?, siendo que mi acto no tiene retroceso ni salida.
Que aunque mi amor siga.... ya te fuiste. Y regresas vestido de blanco, y te desconozco, y te temo y te compadezco.
No eres tú ese ser, que me persigue sin parar en contra de mi voluntad, y pretende que lo siga para saciar su anhelo de amor y locura.
Sabes que no puedo hacer lo que me pides, que trasciende mi voluntad tu petición, que aunque quisiera, mi conciencia me lo prohíbe.
Después de todo, por algo te apuñalé... para que no siguieras insistiendo en nuestro amor platónico que no existirá.
Suelta mi mano!, no me invites a tu mundo, que no quiero, que no puedo... que aunque insistas, se me es imposible gratificarte.
No lo lamentes, yo soy el cruel que no supe ver tu bondad. Basta de disculpas y perdones, deja de ser dulce y de lacerarme con tu compasión y cariño.
Deja de conquistarme, que me lastima verte sonreír y fingir que todo está bien... deja de decirme que me amas, deja de herirme con tus palabras bellas.
No suspires, que me duele el corazón verte mojar esos hermosos ojos café.
¿No ves que no puedo dejar de pensarte?, ¿no ves que eres el protagonista de mis sueños lúcidos y astrales, que eres el primer y último recuerdo de cada día?
Deja de forzarme, para convertir en realidad y pesadilla mi sueño soñado.
Y no lo lamentes, que mi alma negra se pudrirá sin amor, y la tuya brillará por siempre y estará visible, hermosa, parpadeante a mi vista.
Y aunque te ame, ya sabes que no puede ser, ya sabes que no y mil veces no.
Vuelve a tu refugio de ángeles y sé feliz con uno de ellos.
Ya vete, y deja de alumbrar mi cuarto oscuro, que me encandilas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario